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El gran valor de la alfabetización

El analfabetismo no es simplemente un problema, es una tragedia. Las comunidades que aceptan pasivamente esta gran desgracia están condenadas a una miseria social y moral. Sin embargo, las comunidades que luchan activamente contra este terrible mal consguen una mejor calidad de vida y contribuyen a que las personas recuperen una parte importante de la dignidad que les fue arrebatada por causas ajenas.

Sabemos de la importancia de este trabajo y comos conscientes de que, para llevarlo a cabo, no basta tener el deseo de hacer, es necesario tener disposición para vencer barreras, tales como el cansancio de quien trabajó todo el día o como el miedo a equivocarse, lo cual es común a todos.

Pero es importante señalar que el objetivo va más allá de la cuestión de leer, escribir y contar. La alfabetización que conviene más al educando es aquella que le ofrece la oportunidad de expresar sus ideas. Es mucho más que aprender a leer, escribir o matemáticas. La alfabetización es un recurso para la autonomía, porque las personas alfabetizadas tienen la posibilidad de escoger un futuro mejor. La alfabetización ofrece competencias esenciales que permitirán adquirir otros conocimientos. Abre las puertas a la comunicación entre las personas, al conocimiento del medio, a la interpretación de la realidad, al acceso a la cultura y a la participación en la construcción de la sociedad.

Además de todo eso, la alfabetización es indispensable para erradicar la pobreza, para mejorar la salud y reducir la mortalidad infantil, para instaurar la equidad entre los hombres y las mujeres y para garantizar el desarrollo personal y social. En las sociedades democráticas la alfabetización es considerada un derecho, porque significa que todas las personas tienen un mínimo de igualdad en las competencias básicas para su propio desarrollo y para alcanzar sus objetivos. Solamente nos sentimos libres cuando podemos escoger. Pero eso solo sucede cuando conocemos verdaderamente las opciones entre las que decidimos y, para conocer esas opciones, es necesaria la alfabetización.

Para los hombres y las mujeres que viven en una sociedad letrada como la nuestra, la alfabetización ayuda a abrir caminos. Abarca la lectura, no solo de letras, sino también de la realidad en que las personas están insertas. La alfabetización es un paso para que la persona se sienta más próxima a una sociedad en la que vive y donde, contradictoriamente, no se siente integrada. Es un paso importante para que esté más satisfecha consigo misma, confíe en su capacidad y así crezca como ser social.

Esto quiere decir que la alfabetización tiene un efecto muy positivo sobre la autoestima de la persona, su propia valorización, que depende de lo que piensa de sí misma y de cómo se ve a sí misma. Las personas con una buena autoestima son más felices y tienen más posibildades de éxito en la vida diaria. Así pues, los alfabetizadores tienen la posibilidad de influir favorablemente en la satisfacción emocional de las personas con las que están trabajando en esta gran tarea.

Hay gente que piensa que solamente es posible aprender durante los años de la infancia, pero la verdad es que cuando existe el deseo de progresar, no podemos decir que es demasiado tarde para aprender. Las capacidades pueden mejorar mediante la práctica continuada, si la persona confía en sus posibilidades, si tiene una elevada motivación que la empuja a esforzarse y si el entorno le ofrece las posibilidades para ello. Así pues, consluimos que la alfabeteización es uno de los bienes con más alto valor que es necesario ofrecer para cambiar esta realidad.

Dina Flores

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