Escuchar antes de ayudar
Alguien dijo: ¿Quieres ayudar a alguien? ¡Escucha! Así, hemos derivado progresivamente hacia proyectos que han nacido de aprender a escuchar a las personas y a las comunidades.
Recuerdo la historia que oí sobre un proyecto de canalización de agua en una comunidad pobre y alejada de África. La ONG de turno llegó a la región y determinó que la necesidad de la aldea era que tuvieran grifos con agua limpia cerca de las chozas donde vivían las familias. No hablaron con la comunidad ni recabaron su opinión, no los escucharon. Los grifos con agua corriente evitarían a las mujeres y a las niñas ir cada día hasta el pozo comunitario y cargar de vuelta el agua necesaria para la familia. Esto le pareció a la ONG una idea excelente que cubriría una necesidad prioritaria y evitaría las caminatas de las mujeres hasta el pozo.
Una vez concluidas las obras, descubrieron con sorpresa que las mujeres del poblado protestaban vehementemente por el proyecto; ya no necesitaban ir a cargar el agua, sin embargo, el pozo comunitario había sido hasta entonces un lugar de encuentro para las mujeres, un espacio de intercambio de noticias, de socialización de las menores, de acuerdos de trueque y colaboración y, sobre todo, era un entorno sin hombres. En un contexto aldeano machista y patriarcal podían encontrar cerca del pozo un ambiente íntimo y femenino donde compartir unas con otras. Preferían cargar el agua, antes que perder ese espacio exclusivamente suyo. ¿Por qué no nos lo dijisteis? preguntaron desde la ONG. Porque no nos preguntasteis respondieron las mujeres.
¿Cómo ayudar?
Es un ejemplo entre muchos de como intentar “ayudar” desde una perspectiva etnocéntrica, sin haberse sentado a dialogar y, sobre todo a escuchar, puede tener consecuencias totalmente indeseables. Las buenas intenciones no son suficientes: pueden hacer mucho daño o simplemente producir acciones con resultados no deseados.
En Dignidad no nos hemos librado de este tipo de errores. Me viene a la memoria un proyecto en Mozambique de cría de conejos, para proveer animales para restaurantes de la capital y generar ingresos para la población. Cada familia recibía un macho reproductor y varias hembras, así como jaulas y todos los elementos necesarios para la cría. Cuando volvimos para supervisar la marcha del proyecto, algunos de los beneficiarios eran tan pobres y hambrientos que se habían comido los conejos sin esperar a que su multiplicación les produjera ingresos que mejoraran su situación.
¿Cómo hemos ayudado este 2023?
Durante 2023 hemos continuado colaborando con la Escuela Completa Dignidade de Marcação, con los proyectos de formación profesional en Quelimane, así como las diferentes acciones dirigidas a la población desplazada por los ataques yihadistas en el norte del país. En cuanto a los desplazados, son alrededor de 800.000 personas que han huido del horror de los ataques de los integristas. Trabajamos con ellos en dos líneas principales: una línea de ayuda humanitaria, proveyendo recursos básicos para las personas más necesitadas y la otra, un programa de alfabetización en lengua materna, pues la mayoría, especialmente las mujeres, no hablan el idioma oficial, el portugués. Proyectos que continuaremos el próximo año, además de implementar nuevos trabajos de cooperación al desarrollo.