Día Internacional de la Mujer Emprendedora
Sara Acacio forma parte del equipo de Dignidad en Montepuez y pertenece a una nueva generación de mujeres de Mozambique que han tenido el coraje de luchar por sus derechos y ganarse una posición en una sociedad mayoritariamente ordenada por los hombres. Esta es su historia.
Uno de sus trabajos principales es la alfabetización en lenguas maternas a adultos desplazados que huyen de las zonas de guerra, apenas a unos cientos de km de su domicilio. Sara, junto con su esposo Quilasse, organiza los programas, distribuye a los docentes por los diferentes centros de refugiados, reparte el material educativo y ella misma da clases en uno de los centros. Sara y Quilasse tienen una hija de 6 años, Keyla y además comparten el pastorado en una iglesia evangélica local. El poco tiempo que le queda lo dedica a terminar sus estudios de psicología en la Universidad Rovuma.
Como personas que llevamos más de 30 años trabajando en Mozambique es que, especialmente en las zonas rurales, buena parte del tejido social es sostenido por las mujeres. En los proyectos de cooperación, la mujer debe ser actor principal si pretendemos que estos permanezcan en el tiempo y sobre esto hablamos con la propia Sara.
¿Qué desafíos enfrenta la mujer en Mozambique para su desarrollo personal y profesional?
Sara: Las dificultades comienzan desde el inicio de la escolaridad y continúan en todos los niveles educativos. Esto es especialmente manifiesto en las zonas rurales. La presión cultural define a la mujer como ama de casa, dependiente del marido, sin autonomía para emprender otras posibilidades y con muchas puertas cerradas al desarrollo personal y profesional.
Tú, que vienes de Quelimane, una ciudad donde, al igual que Maputo y Nampula hay más posibilidades para las mujeres, ¿Cómo te ves en Montepuez, una localidad relativamente pequeña?
Sara: El primer desafío que enfrentamos como familia en Montepuez fue el elevado costo de la vida. Aunque es una ciudad pequeña, el desarrollo de la extracción de minerales por empresas extranjeras ha hecho que los precios se disparen. Además, la mayoría de los productos deben ser traídos de Maputo o Nampula lo que dificulta cualquier iniciativa emprendedora.
Por otro lado, la llegada de muchas personas de la zona litoral, que huyen de los ataques, ha acentuado la presencia de musulmanes radicales que hacen más difícil el desarrollo de las mujeres. De hecho, hubo momentos que nos prohibieron entrar en los campos de desplazados pues algunos de los equipos estaban liderados por mujeres.
En cuanto a las mujeres que llegan desplazadas por la guerra, así como la mujer rural ¿Cuáles son los principales problemas que enfrentan?
Son muchos, muchos, los problemas de estas mujeres: el acceso a la educación, a la salud, especialmente en cuanto a médicos especializados: obstetricia, pediatría, etc. Hay una enorme carencia educativa en áreas básicas, especialmente para aquellas mujeres más vulnerables, ancianas, viudas, madres solteras, etc. Necesitan educación nutricional, educación básica en lecto escritura (área en la que estoy implicada), etc.
Un gran problema son los embarazos precoces. Los ritos de iniciación de las niñas se dan antes de los 14 años y muchas quedan embarazadas en la adolescencia.