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Proyectos que permanecen

Tábita es una viuda de la aldea de Marcação, de edad irreconocible (no sabe en qué año nació), aunque si juzgamos por sus manos encallecidas, su boca desdentada y el rostro surcado por huellas de mucho sufrimiento, hablaríamos de una anciana. Tábita nunca fue a la escuela y no sabe leer ni escribir, sin embargo, es una experta partera que ha atendido a cientos de mujeres de la comunidad en el trance del alumbramiento. Y ella es la perfecta protagonista de cómo, en ocasiones, con muy poco se consigue tanto.

Además de Tábita había otras diez mujeres en Marcação que cumplían con el oficio de parteras, curiosamente la mayoría son miembros de las diferentes iglesias evangélicas de la comunidad.

A pesar de su experiencia, el índice de fallecimientos perinatales e incluso de las madres era elevado. Al estudiar más de cerca la situación, descubrimos que no se seguían reglas elementales de higiene durante el parto, no se realizaban exploraciones previas de las gestantes para identificar embarazos de riesgo, a veces en el parto no contaban ni con una linterna para alumbrar el proceso… Así que, a pesar de su buen desempeño, algunos nacimientos se malograban por ignorancia en prácticas elementales.

Después de conversar con las parteras sobre el asunto hablamos con la Dirección Distrital de Salud y llegamos a un acuerdo para que las diez parteras se desplazaran al pueblo de Mopeia y participaran en una formación intensiva en el hospital distrital con una inversión de apenas 925 euros y que sirvió para mucho.

Alquilamos una casita donde vivieron durante 18 días, allí convivían, se cocinaban y fue una experiencia inolvidable, pues la mayoría no había viajado nunca a Mopeia. El hospital de Mopeia fue ideal, pues los partos eran diarios y frecuentes. Aprendieron sobre atención obstétrica, exploración e identificación de embarazos de riesgo, etc. Incluso, aunque eran analfabetas, se las enseñó a hacer informes sobre el proceso de embarazo y parto con una serie de símbolos e iconos. En la graduación del curso cada partera recibió un kit básico para la atención en el parto.

Gracias a este programa hubo una importante disminución en los óbitos y, lo que es más importante, esa mejora se mantuvo en el tiempo. En ocasiones, con poco, se consigue hacer mucho.